miércoles, 9 de diciembre de 2009

10 de diciembre, al Rosedal

La reunión convocada por la Mesa de Enlace en el Rosedal debe ser la culminación de la fuerte expresión popular del 28 de junio.
Cierto: para mi gusto, hubiera sido lindo que las fuerzas políticas opositoras confluyeran orgánicamente allí. Pero de todos modos, estarán. En los corazones, la conciencia y la razón de quienes llegan de todo el país para renovar su decisión de sostener un país democrático y vivir en un estado de derecho.
Los miles de compatriotas que se reunirán el 10 de diciembre votaron todos, en su respectivo distrito, alguna expresión de resistencia, repudio, rechazo o diferencia con el régimen K. Pero también, de reafirmación democrática, de defensa de sus derechos ciudadanos, de reescribir los grandes equilibrios constitucionales entre los ciudadanos, las provincias y el Estado.
Los millones de argentinos que pusieron con su voto una barrera a la prepotencia, la soberbia y la anomia dirán que la calle no tiene dueño, sino que es de todos los argentinos.
La fecha está ya marcada a fuego en el sentimiento colectivo. El 10 de diciembre no es una fiesta partidaria. Le tocó a Alfonsín ser quien puso el hito iniciador, pero pertenece a todos.
Por supuesto que sería bueno que alguna vez los festejos del 10 de diciembre formaran parte oficialmente del calendario de las grandes fechas patrias, y fueran encabezados por la “plana mayor” del país, con sus máximas autoridades del gobierno, el parlamento y hasta la justicia, rodeadas de sus opositores, de los parlamentarios de todos los colores, de las fuerzas sociales y políticas, en fin, de la Nación entera. Desde todo el colorido de las diferencias, unidos férreamente en el marco de la Constitución y el estado de derecho.
Soñando con que ese momento alguna vez llegará, seguiremos festejándola quienes entendemos que la democracia es una lucha inacabada.
Este año, en el Rosedal.


Ricardo Lafferriere

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