miércoles, 31 de julio de 2024

¿Harris? ¿Trump?

 Sobre la elección norteamericana

No todo el mundo vota, pero a todo el mundo les interesa y toman posición.

En nuestro caso, alejados en el cono sur de América, tendemos a generar simpatía o antipatía hacia los candidatos tomando como referencia el marco interno argentino y, en todo caso, a preferir a uno u otro trasladando implícitamente la valoración a lo que significaría para nuestra situación interna si fueran ambos candidatos argentinos.

Pero la realidad es más compleja. Si bien es cierto que los norteamericanos votan con poca reflexión sobre los temas globales, son esos temas los que más nos interesan y nos pueden afectar, mucho más que si se incrementan los fondos del “medicare” o la política migratoria en el límite sur.

Para nosotros, lo que importa es cómo actuará EEUU en un mundo cada vez más complicado y en el que se está generando un verdadero bloque estratégico antioccidental, liderado por China pero con sucursales en todo el mundo.

Adelanto que esta mirada no ignora la diferencia cualitativa que el siglo XXI presenta con respecto a la antigua guerra fría del siglo XX. La economía, a pesar de verse afectada, ha construido lazos importantes que atraviesan los bloques. Pero la política -y el escenario de poder militar- muestra señales más que claras sobre la construcción de este bloque y es la política la que en definitiva fijará las reglas de juego de la economía, la diplomacia y el ambiente.

Venezuela es un “botón de muestra”. Sin intereses concretos en la región, China y Rusia se posicionaron de inmediato, aceptando el fraude, felicitando a Maduro y arrastrando en su posición a Brasil que, luego de ensayar una endeble seudoneutralidad, terminó respondiendo a los liderazgos que mandan en los BRICS y también dio su respaldo a la dictadura bolivariana.

Alcanza con mirar la lista de países que han tomado esa posición para advertir que no se encuentra en ese bloque ninguna democracia “independiente”: Irán, Cuba, Nicaragua, Corea del Norte, Turquía.

Entonces, mirado desde la óptica de un ciudadano del mundo, es más trascendente imaginar cómo sería el escenario global con uno u otro liderazgo, y la conciencia de este proceso que tienen ambos protagonistas. Es bueno recalcar que en el bloque rival las cosas están claras y cuando la “línea” baja, todos se alinean, sin fisuras, “panquequeada” de Lula asumida.

No sé si Kamala Harris será igual a Massa. Confieso que su discurso me provoca una lejana remembranza del conocido relato de CK, que nos trajo hasta donde nos trajo. Tampoco sé -no estoy en condiciones de opinar- si los ciudadanos americanos se sentirán seducidos por ese discurso. En la Argentina, sedujo más de dos décadas, hasta su implosión final... Pero sí es claramente preocupante su ausencia de claridad en la actitud internacional estratégica de EEUU, la consolidación del eje “China-Rusia”, la resolución de la guerra en Ucrania, la multi-agresión contra Israel y el renacimiento del antisemitismo, ante la inundación de integrismo musulmán en Europa y en los propios EEUU, su trato de seda con el estado terrorista iraní e incluso su posición más que suave ante el criminal golpe de estado del narco-chavismo en Venezuela, que da por tierra con cualquier resto seudodemocrático en la sufrida república caribeña.

¿Entonces ... Trump? Pues... a los demócratas su discurso nos provoca el mismo escozor que el de Milei en el proceso electoral. Escaso apego a las formas democráticas, dura demonización de sus adversarios, cerrazón ante la posibilidad de un diálogo constructor de consensos... en suma, polarización extrema construyendo poder propio, sin demasiada preocupación por sus aliados.

En síntesis: ¿qué hará EEUU? ¿Seguirá la actitud buenista de que ha permitido inundar de inseguridad al mundo? ¿Se centrará en “MAGA” (Make America Great Again) desentendiéndose del resto? ¿Asumirá el papel de articulador del mundo democrático, fundado en normas y la vigencia del estado de derecho? Conocer esos temas nos importa más que la extensión del derecho al aborto en algunos Estados norteamericanos o la limitación a la tenencia de armas a sus ciudadanos.

La elección de diciembre de 2023 nos presentó en Argentina un dilema que muchos fuimos impotentes para resolver. Lo decidió la mayoría de la sociedad prefiriendo un liderazgo disruptivo al que intuía fuerte e intransigente antes que la aparente claridad de las promesas populistas, a las que le habían dado dos décadas de tiempo prolongando la mediocridad decadente. Los claroscuros, en todo caso, se verían luego.

Una lejana remembranza de ese dilema se presenta en la elección de EEUU. Una diferencia no menor es que no se percibe en EEUU ese importante grupo democrático que comprende el cambio pero se preocupa por neutralizar las aristas más extremas, que acá se ha dado en llamar “la oposición dialoguista” y que también incluye al semi-oficialismo sensato.

Pero la mayor diferencia es que en la elección no votarán todos los que sufrirán las consecuencias, sino sólo los norteamericanos. Y que a ellos, las consecuencias externas les llegarán recién en el mediano o largo plazo mientras que los latinoamericanos, los europeos, los israelíes, los ucranianos y los demócratas de todo el mundo las sentiremos de inmediato aunque la “simpatía” o “antipatía” que nos provoquen a priori los candidatos nos lleven a tomar partido irreflexivo posicionándonos, tal vez, en contra de nuestros propios intereses.

Ricardo Lafferriere

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