El anuncio presidencial de la posible derogación del impuesto al cheque “para 2011” genera la misma reacción que produjo en Gerardo Morales, meses atrás, la actualización inexorable a la baja de los haberes previsionales defendida por Pichetto: ustedes tienen “la cara más dura que una bigornia”.
No puede leerse de otra forma el cínico anuncio, pensado obviamente en el desfinanciamiento del gobierno que los suceda y de ninguna manera en la racionalidad del esperpéntico sistema impositivo argentino.
Si cree que el impuesto al cheque es distorsivo –como lo viene sosteniendo toda la oposición desde hace años-, pues que abra la discusión del presupuesto, proponga su derogación para ya (no para cuando ella se vaya) y discuta en el Congreso, como ordena la Constitución, de dónde saldrán los recursos para el funcionamiento del Estado y dónde se gastarán. Termine con estas improvisaciones discursivas rudimentarias que dañan al país, y gobierne, de una vez por todas, antes del 2011 que es cuando le toca hacerlo.
Pero la presidenta invierte los términos. Le pide a la oposición que le dé ideas de gobierno ahora –cuando tendría que tenerlas ella- y, a la vez, anuncia medidas para cuando ella ya no esté –lo que debiera, en realidad, hacer la oposición-.
El mundo del revés.
Y la cara más dura que una bigornia.
A propósito: la bigornia es una herramienta destinada a marcar el enroscamiento en los extremos de los caños. Como debe realizar un trabajo extremadamente fuerte, están confeccionadas por lo general con aceros especiales. Muy duros. Como la cara de Pichetto, y de Cristina.
Ricardo Lafferriere
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