miércoles, 25 de diciembre de 2013

Ajuste y bienestar


Se ha dicho hasta el cansancio: los subsidios indiscriminados son negativos para la economía.

No sólo extraen recursos del sector productivo, restándole competitividad y capacidad de inversión -y con ello, fuentes de trabajo, modernización tecnológica, potencialidad exportadora-. Son asfixiantes y limitan el crecimiento.

Restan capacidad de reinversión para mejorar la cantidad y calidad de los bienes producidos en el país por quienes los soportan, con la curiosidad que conllevan el mismo efecto en los bienes subsidiados.

Los usuarios, en cuyo bienestar fueron establecidos, terminan sufriendo -en lugar de disfrutando- trenes desvencijados cuando no mortales, cortes de energía con consecuencias muchas veces dramáticas, colectivos hacinados y malestar -en lugar de bienestar- general.

Estimulan el mal uso y hasta el dispendio de bienes escasos, fomentando el despilfarro y desalentando el uso racional. Aunque alguien tuviera la vocación de uso racional, su premio es ínfimo y ni compensa la mínima molestia de apagar una luz innecesaria, reducir en uno o dos grados el termostato del aire acondicionado o caminar hasta la ventanilla para adquirir el pasaje en un tren en lugar de viajar gratis. Tales actitudes agregan molestias sin contraprestación alguna: no reducen la cuenta de energía, ni se viaja mejor en tren, ni se estimularía la renovación de las unidades de colectivos.

Entre ambos extremos, hay grados. Los mismos que el pensamiento binario del "bueno o malo" no concibe en muchas otras áreas. Para encontrar esos grados, no es necesario inventar la pólvora. Se aplican en la mayoría de los países, donde se persigue la expansión y excelencia de los servicios sin alejarlos de los consumos populares.

Las tarifas eléctricas segmentadas que, partiendo del costo real, fijen precios especiales para consumos básicos y sólo a ellos subsidien ayudan al autocontrol de los usuarios no subsidiados -y aún a los subsidiados-, que son estimulados a valorar lo que consumen y a desarrollar comportamientos ahorrativos.

Si se sumara la posibilidad de la autogeneración y venta de energía hogareña a la red se multiplicaría la capacidad de generación de fuentes renovables con el aporte inversor masificado de hogares populares. Alemania ha desarrollado en diez años una red de energía solar de 33 gv/h equivalente a una vez y media la generación total argentina.

En el mismo sentido, los cuadros tarifarios discriminados por horarios, periodicidad, rutina, zona geográfica o actividad inducen a un adecuado uso del transporte público, donde las tarifas parten del costo real pero prevén mecanismos -como boletos semanales, combinaciones de dirección para varios medios con tarifas únicas, segmentación horaria, etc.-. Es conocido el caso del metro de Londres, en el que un ticket individual llega a costar 5 libras (¡100 pesos!...), lo que no impide que un trabajador utilice el servicio diariamente con su carta mensual por una ínfima parte de su valor.

Lo curioso es que varios de estos mecanismos alguna vez existieron entre nosotros, cuando los servicios eran sustancialmente mejores en calidad que los actuales. Sólo la impericia de la gestión pública obstaculiza implantarlos aprovechando las potentes herramientas informáticas actuales que el Estado ha incorporado eficazmente en la AFIP.

La economía del país no soporta una transferencia de ingresos hacia "la nada" tan grotesca como el desequilibrio creciente del último lustro que ha arribado a más de 120.000 millones de pesos en 2013. Eso debe ajustarse o perderemos incluso lo que hay, aún con lo insuficiente y destartalado. Los cortes de energía, los accidentes de trenes, la falta de combustibles, son un adelanto de lo que vendrá si no se actúa.

 Ese ajuste, sin embargo, puede y debe hacerse con inteligencia y sentido solidario. De esa forma, no necesariamente dolerá. Aún más: si se realiza insertándolo en un plan económico y social coherente, puede convertirse en el punto de inicio del gran salto adelante de un nuevo período exitoso.


Ricardo Lafferriere

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