Una buena noticia que no nos
salva del enchastre
Los
2000 millones de dólares de más que los argentinos hemos pagado a los
acreedores por la “picardía” de Cristina y Guillermo de Moreno al falsificar el
INDEC y simular un crecimiento que no existió son una de las consecuencias de
haber vivido en las nubes del “relato”.
De la
misma forma, el reconocimiento al Club
de París del 100 % de capital e intereses por el capricho de no haber iniciado
las negociaciones apenas salidos del default, implica –al menos- la pérdida de una
suma similar. En efecto, en el 2005 se informaba por todos los medios de la
época que la deuda pendiente no alcanzaba los 6000 millones de dólares. Hoy son
más de 9000.
Ningún
mérito conlleva perder –nada más que por estos dos conceptos- más de cinco mil
millones de dólares, sólo por el motivo del capricho y el infantilismo de la
gestión kirchnerista. Como es ya usual, demoran años en entender lo que indica
el sentido común y el bien del país.
Arreglar
la deuda con el Club de París es una buena noticia, de cara al mundo. Comienza
a romper el aislamiento financiero e inversor, y la imagen de país tramposo
consuetudinario. Eso es positivo.
El
relato del Jefe de Gabinete, informando con euforia el acuerdo, recuerda al
parlamento aplaudiendo de pie la suspensión de pagos de la deuda externa en el
2002. Alegrarse hasta el desborde por haber arriado sus banderas e impostar el
ataque a la oposición luego de hacer –tarde y mal- lo que la oposición le viene
reclamando desde hace más de un lustro es considerar que el país y el mundo es
un gran Jardín de Infantes con la misma lucidez que la corte de aplaudidores.
Por último, considerar un triunfo
una negociación en la que se paga la totalidad de lo adeudado, en plazos
inusualmente cortos, concentrados en el período del próximo gobierno en lugar
de proyectarlo hacia adelante para que sus efectos no golpeen tan duramente el
cronograma de obligaciones del país muestra otra chiquilinada, que no hesita en
agregar a la próxima administración más artefactos al campo minado que está
diseñando.
Tan infantil como el otro capricho de no respetar el artículo 4° del Estatuto del FMI, al que
sin embargo, se sigue perteneciendo como socio, anulando gran parte de los
beneficios potenciales del acuerdo logrado impidiendo acortar los plazos establecidos
y evitando algún control público del probable dispendio del gasto estatal en el
próximo año y medio.
Una buena noticia, entonces. Con un trato
político que la bastardea, parcializando sus efectos y desperdiciando su
potencialidad por la soberbia, egoísmo y corteza de miras de un gobierno que se
va.
Ricardo Lafferriere
No hay comentarios:
Publicar un comentario