jueves, 26 de octubre de 2023

Bullrich apoya a Milei ... y hay crisis en JxC

 Entiendo a todos

Era previsible el maremágnum, especialmente en el “escenario”. JxC es un espacio conformado por familias políticas distintas, con historias diversas y culturas internas también diferentes.

En algún momento los objetivos coincidieron y formaron el espacio. El principal aglutinante fue terminar con el populismo orgiástico del kirchnerismo. En 2015 se logró. Los acuerdos necesarios para conformar el espacio triunfante habían sido “de segundo piso”, realizados por quienes estaban en el escenario y compartidos por los votantes.

La gestión de gobierno dejó al descubierto las diferentes visiones. No juzgo en este momento la corrección de unos y otros -lo he tratado en otras notas-. Sí quedó en evidencia las prioridades que los diferentes actores pensaban para la eventual gestión. Un proceso interno abierto, en el que participaron las fuerzas fundacionales, determinó en su momento la fórmula a impulsar.

Hoy esas historias y esas culturas distintas resurgieron ante el paso dado por Patricia Bullrich y Luis Petri, apoyados -o instados, a esta altura es lo mismo- por Mauricio Macri. El surgimiento de Javier Milei canalizando gran parte del electorado originario de JxC amenaza con provocar un cisma.

Una parte de JxC evidentemente considera que “el cambio” es un espacio compartido por ambas fuerzas y deben unirse para conseguir, justamente, el objetivo primario de JxC, terminar con el Kirchnerismo, que hoy amenaza reciclarse por otras dos décadas con la nueva pareja emergente. Está convencida que es tal vez la última oportunidad de detener la decadencia ya suicida de un país en rumbo a su disolución. Llama a acordar entre las segunda y tercera fuerzas para terminar contra lo que considera “el mal mayor”. Curiosamente, coincido.

Otra parte, más formal, entiende que el papel asignado por los votantes a JxC es el de la oposición, y que poco une a este espacio con el de La Libertad Avanza, cuyo liderazgo máximo ha destratado e insultado hasta el cansancio gestas que muchos argentinos consideramos heroicas para lograr la restauración democrática. Esta opinión es predominante en la “nomenclatura” del radicalismo y otras fuerzas con más organicidad, historia y cultura de debate que el Pro. Curiosamente, también coincido.

¿Quién tiene razón? Como todo en política -y en la vida- las líneas se cruzan, porque ambos la tienen. El juez definitivo es la mayoría electoral, que llamada a participar con las reglas de juego aceptadas por todos, decidirá cuál objetivo considera más importante o prioritario.

¿Es el paso de Patricia Bullrich y Luis Petri una “traición”? Esta acusación más bien destila el tufillo del despecho. No ha sido secreto para nadie el desinterés de una parte del liderazgo de JxC, el perdidoso en su elección interna, restando su apoyo en la elección general a la fórmula del espacio común. Varios de sus dirigentes han aparecido en los medios en 24 horas denostando a Bullrich (“y Macri”) más veces que las que lo hicieron en dos meses de campaña para apoyar la fórmula del espacio. Les resulta a muchos más interesantes impostar la supuesta simpatía de Macri por Milei como causa de la derrota, más que sus propias inacciones.

En todo caso y para no cargar las tintas, creo que todos han sido leales a sus convicciones. Bullrich, Petri (y si se quiere, Macri) han reiterado lo que propusieron hace meses, antes de la conformación definitiva de los alineamientos: incluir a La Libertad Avanza en JxC para seguir con ella adentro el proceso interno. No fue acepado, y acataron.

Los partidos de JxC se negaron a ese ingreso al ver las propuestas alocadas del novedoso “rock-star” -noblesa obliga, cada vez más licuadas- sin advertir que esas propuestas serían seguramente vencidas en el cotejo interno.

Terminado el proceso electoral, una de las “almas” de JxC prefiere agotar las instancias posibles, legales y políticas, para detener lo que considera el mayor mal y peligro para la propia existencia del país.

La otra, prefiere aceptar el papel de reserva resignándose a la derrota del objetivo originario.

¿Significa esto el fin de JxC? Tal vez, o tal vez no. Para lo que sí debe servir la experiencia es para aclarar lo que en definitiva motiva a unos y otros, y pasar en limpio las coincidencias obligantes. Nadie puede atribuirse -nadie lo ha hecho- la opinión del conjunto y por lo que se ha visto, los pasos han sido individuales. Hasta la propia decisión de Bullrich-Petri es, si se quiere, una “patriada” que a nadie obliga, ni siquiera a sus propias fuerzas, como no sea con un ejemplo que puede o no seguirse.

En lo personal, por una historia militante que es idéntica a mi historia vital, se me hace imposible votar a Milei, de quien no puedo separar en mi memoria su imagen castigando con un guante de box la figura de Raúl Alfonsín y de quien no he escuchado ni una sola vez la frase “estado de derecho”. Ello no obsta a que mire a la distancia, debo reconocer que con un dejo de simpatía, a quienes lo hacen. Hay entre ellos innumerables compatriotas que veneran también a Alfonsín pero que no consideran ese agravio como tan importante como para derivar de él un voto del que puede depender algo tan grave como que el país siga existiendo. Prefieren “taparse la nariz” y jugarse por el país.

Pero me resulta muchísimo más imposible votar a Massa, sobre quien no es necesario agregar sustantivos ni adjetivos. Creo que es la corrupción renovada, la impunidad cínica, la anti-política, la anti-patria, el anti-pueblo, la anti-democracia y el anti-estado de derecho. Y me siento con un abismo de distancia, mucho mayor a lo imaginable, con quienes lo apoyan o promueven porque tengo la convicción íntima y profunda que su triunfo puede significar la derrota definitiva de la democracia argentina y de la propia Argentina como país.

Sería deseable que el debate de este mes que viene sirva para atenuar locuras, aclarar compromisos y pasar en limpio modelos y proyectos. Y entonces los ciudadanos decidirán sus prioridades, se sumarán las opiniones, y el país tendrá el rumbo que elija, del que deberá hacerse cargo, cualquiera sea.

Ricardo Lafferriere

 

1 comentario:

walterbravo.blogspot.com dijo...

Brillante. Le he dejado un mensaje en la casilla de messenfer de facebook, Doctor. Deseo entrevistarlo. Walter Darío Bravo, periodista.