“Fijense en lo que hago, y no en lo que digo”, parece ser que fue, en su momento, la frase con que el ex presidente Kirchner trató de conformar a los empresarios españoles luego de su primera visita a Madrid, al comienzo de su gestión.
Tal desafío es el que se presenta a los argentinos luego del abrupto giro que, a quince días de los comicios, estaría dando la gestión de su esposa, al convocar al diálogo e incluso tolerar condicionamientos impensables tan sólo un mes atrás impuestos por la oposición como requisitos para concurrir a una mesa de conversación.
Las dudas sobre la honestidad de la palabra oficial no son caprichosas: derivan de los contradictorios gestos y pronunciamientos –que aún continúan- de quien los argentinos consideran el verdadero titular del poder en el país, el ex presidente Kirchner. Mientras la convocatoria al diálogo parece ser amplia, el ex presidente recorre la Argentina repartiendo agravios e incoherencias y negando la estrepitosa derrota electoral que sufriera hace dos semanas, cuando votaron en su contra siete de cada diez bonaerenses.
Los argentinos, por su parte, miran la escena con alto escepticismo, pero también con temor. No les creen a la pareja presidencial, pero están también temerosos de los pasos que pudieran dar en su eventual retirada, sea repitiendo sus antecedentes cleptómanos con las reservas del Banco Central o los depósitos bancarios, sea incentivando el conflicto social con sus apuestas al odio y el conflicto. La apertura de un diálogo con la oposición que se prepara para ser relevo de gobierno, así sea plagado de desconfianzas, le trae la tranquilidad de que, por primera vez en años, puede comenzar a pensar en la existencia de límites al voluntarismo y el irresponsable capricho que ha gestionado el país desde el 2003.
La oposición, por su parte, debe vencer sus temores a no quedar entrampada en un “abrazo de oso”, que intente asociarla a las consecuencias dramáticas que el desgobierno y la inoperancia kirchnerista han provocado en la convivencia nacional. Porque la crisis que sufrimos –sea en la inseguridad, en la exclusión social, en la parálisis económica, en la proliferación del narcotráfico, en el desmantelamiento institucional, en la ruptura del diálogo social-, quede bien en claro, no tiene otra causa que la gestión de un proyecto impuesto con soberbia y desprecio hacia los argentinos por parte de la pareja patagónica.
Es entendible, en ese sentido, la prevención mayor de Elisa Carrió, quien como una gladiadora tenaz no bajó su voz en todos estos años y sufriera en carne propia las groserías de los Fernández, el destrato del ex presidente e incluso el intento de su condena judicial. Quizás no esté mal su ausencia en un diálogo que, no por necesario, sea por eso fluido para las conciencias de quienes sueñan con un país ubicado en las antípodas de esta gestión. Los legisladores de su fuerza política no han restado su hombro a la responsabilidad de trabajar por acuerdos parlamentarios, que son los que en última instancia importan.
Pero quienes fueron, hicieron bien. Interpretaron los recelos y también los temores de los argentinos, que lejos del escenario de la política nacional, viven diariamente en una realidad que le es cada vez más hostil –para vivir sin el riesgo de vida cuando sale a la calle, para conservar su trabajo con una economía en paralización creciente, para conseguirlo el que no lo tiene, para conservar en lo que se pueda el poder adquisitivo de sus salarios frente al descomunal ajuste kirchnerista consecuencia de los dislates de estos años pasados y de la gigantesca corrupción del matrimonio Kirchner y su banda-.
Frente a los restos de una administración de opereta en retirada, se sentó la imagen madura de la Argentina que viene. Ese es el hecho que importa. Se diga lo que se diga.
Ricardo Lafferriere
1 comentario:
Entonces fijate lo que hace Morales, contrario a lo que dice:
Denuncia judicial contra Morales
Es por la presunta comisión del delito de enriquecimiento ilícito
Fuente: http://www.eldia.com.ar/noti_actual_base.aspx?idnoticia=68813&voto=si&link=http://www.eldia.com.ar/edis/20091113/20091113111016.htm
El titular de la UCR, Gerardo Morales, fue denunciado ante la Justicia Federal por la presunta comisión del delito de enriquecimiento ilícito, luego de las declaraciones públicas que realizara la dirigente social jujeña Milagro Sala.
Fuentes judiciales informaron que la denuncia, la cual recayó en el juzgado federal de Sergio Torres, fue realizada por una particular tras el enfrentamiento mediático entre Morales y Sala luego del "escrache" que sufriera el senador durante un acto en su provincia.
La presentación fue realizada por una persona identificada como Verónica Costa, quien en el escrito se basó en declaraciones de Milagro Sala, las cuales fueron reproducidas por varios medios de comunicación.
Sala había dicho que Morales "recibe un subsidio de 144 mil pesos todos los meses para la radio FM NOA cuya propiedad le atribuyó", y que "inventó algunas organizaciones sociales para recibir fondos propios", sumado a que "maneja una financiera e inclusive tiene a su cargo la construcción de edificios para hoteles".
La denunciante tuvo en cuenta un artículo del diario Perfil sobre las declaraciones de Sala, y recalcó que "la información amerita por sí sola la investigación penal que se propicia, en la medida que las aseveraciones de Milagro Sala dan cuenta de un enriquecimiento desproporcionado de Morales, difícilmente compatible con el ejercicio de la función pública".
Publicar un comentario