"El Gobierno nacional no ha aumentado un sólo impuesto. Cuando se habla de presión tributaria, diríjanse a los intendentes y gobernadores".
Con estas palabras, la señora presidenta ha terminado el círculo que fuera advertido desde este sitio hace pocos meses: la perversidad del impuesto inflacionario generado por la emisión monetaria tiene como última variable de ajuste a las provincias y municipios.
Es falso que no haya aumentado impuestos. Con la emisión sin respaldo generó un impuesto que ha alcanzado a Doscientos mil millones de pesos en los últimos cuatro años (y que sólo en este año alcanzará a Setenta mil millones).
Ese impuesto escondido, ilegal y fraudulento, sin sanción parlamentaria y sin rendición de cuentas, provoca la caída de valor de la moneda con su contrapartida, el incremento de precios, que deben ser soportados por presupuestos rígidos y sin capacidad de financiamiento en los niveles del Estado que sí prestan servicios a los ciudadanos (como educación, salud, policía, justicia, vialidad, etc.)
El impuesto inflacionario, decidido, implementado y gastado por la administración de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, está golpeando en forma inmisericorde en los sectores de menores ingresos en forma directa, y por los servicios que dejan de recibir ante el ahogo financiero a que la presidenta somete a provincias y municipios.
Son los compatriotas menos pudientes los que mandan sus hijos a la escuela pública de las provincias, se atiende en los hospitales, no tiene seguridad privada y debe concurrir a una justicia abarrotada cuyos fallos la administración nacional ni siquiera respeta –como ocurre con los 500.000 jubilados con juicios por estafa en sus haberes por parte de la administración nacional-.
Muchos argentinos venimos sosteniendo desde hace años la esencia antidemocrática del oficialismo kirchnerista. Siempre se apoyó en la mentira. Ahora no le alcanza. Anuncia razzias fascistoides para intentar disciplinar a los argentinos a sus caprichos.
Le irá como le ha ido hasta ahora: como con la 125, con la prohibición de Fibertel, con el ataque a los hijos de Noble, con los “sueños compartidos”, con la expropiación de la Rural, con la ley de control de Medios, con el operativo para neutralizarlo a Bergoglio, con el tope salarial del 18 %, con el dólar a 6,50…y con todo lo que anuncia. Por ejemplo, querer “parecerse a Alemania” pero asimilarse cada vez más a Venezuela, Irán o Corea del Norte.
Puede hablar por Cadena Nacional y ser contenida por la cohorte de aplaudidores.
Lo que muy pocos en el país creen es que hable en serio.
Ricardo Lafferriere
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