Rentas fáciles, futuro en riesgo
Las voces no oficialistas que se han pronunciado en contra
de la firma del convenio entre YPF y Chevrón –sucesora comercial de la vieja
“Standard Oil”- cubren todo el abanico político.
Desde Stolbizer (GEN) hasta Sturzenegger (PRO), desde
Alfonsín (UCR) hasta Alieto Guadagni (PJ no oficialista) hay una visión
coincidente en la inconveniencia de esta concesión.
Los argumentos son tantos como diversas las voces. Desde
esta columna también nos hemos pronunciado, destacando la prevención ambiental,
que aunque no haya formado parte de las voces opositoras, sí ha reflejado el
cuestionamiento de científicos y organizaciones protectoras de los recursos
naturales y el ambiente.
A esta prevención se agrega un informe conocido en estos
días, en el que una nueva investigación en curso acrecienta la necesidad de
cuidar los pasos en la extracción y quema de hidrocarburos fósiles.
La investigación se cita en la revista Science NOW, reproducido
en varios órganos de divulgación científica, en la que se destaca que el
derretimiento del hielo antártico debido al calentamiento global sería
sustancialmente mayor que el que hasta ahora se contabilizaba. Puede accederse
a una síntesis en http://news.sciencemag.org/sciencenow/2013/07/east-antarcticas-ice-sheet-not-a.html.
Si bien no está
determinado en forma científicamente terminante que ese derretimiento se deba a
causas antropogénicas, la relación de circunstancias que rodean el fenómeno
indica que no puede despegarse de la influencia de ese calentamiento
transmitido al continente helado a través de los vientos que golpean su borde
oriental, originados por el calentamiento en el trópico, ese sí debido a causas
originadas por la acción humana.
Las previsiones más pesimistas afirman que ese calentamiento
adicional al conocido y calculado llevaría el crecimiento del nivel del mar a
fin de siglo a una altura que puede alcanzar los veinte metros. La causa es que
el hielo antártico se encuentra hoy sobre tierra firme, a diferencia del
Ártico, que en su mayoría flota ya en el mar y forma parte de la masa oceánica.
Es obvio destacar las
implicancias que tendría el fenómeno para la vida en el planeta tal como la
conocemos, con una concentración de población humana en los bordes continentales
alcanzando a ciudades tan pobladas como Tokio, San Francisco, Nueva York, Hong
Kong, Shangai, Buenos Aires, Río de Janeiro… etc.
Otras voces sostienen que estos datos son alarmistas y
sugieren desecharlos, como si no existieran. Lo cierto es que el consenso
científico mayoritario los avala, y oficialmente son los utilizados por las
Naciones Unidas y la Convención sobre el Cambio Climático firmada por todos los
países del mundo. De todas formas, son lo suficientemente graves como para
ignorarlos, atento a la gravedad de sus eventuales implicancias.
Estas reflexiones no suelen formar parte de los debates
sobre temas públicos nacionales, pero como está la situación climática en el
mundo no puede actuarse como si no existieran, con mucha más razón cuando hay
alternativas, como es el caso argentino. En lugar de buscar alegremente una
nueva fuente de rentas extrayendo y quemando el petróleo profundo (Shale, presal),
una actitud madura y sensata sería sumarse a quienes reclaman una moratoria
global a la extracción de dichos hidrocarburos hasta tanto se dilucide
científicamente con mayor grado de certeza la influencia de esa quema en el
cambio climático.
El acuerdo de YPF con Chevrón es condenable para algunos,
por su escasa legalidad; para otros, por una decisión que reduce la capacidad
de decisión del país sobre una reserva estratégica; para otros, por graves
falencias en su negociación; para otros, por negar el federalismo, para otros
por no responder a un plan energético integral.
Nuestra opinión es que aunque se hiciera un acuerdo
impecable, soberano, económicamente conveniente, y respetuoso del federalismo,
igualmente sería nefasto. Canjear la habitabilidad del planeta para nuestros
hijos y nietos por un “carnaval” (diría Kicilloff) que nos permita vivir hoy
sin trabajar es sencillamente inmoral.
El país no necesita la energía cara, oscura, contaminante,
de fuentes fósiles. Puede cubrir sus necesidades con energías renovables, a un
costo sustancialmente inferior. Sería un camino más transparente, menos abierto
a la corrupción, alejado de las grandes concentraciones de capital. No sería un
“carnaval” de dinero fácil y negocios rápidos, sino un cimiento sólido, diversificado
y participativo de un país en crecimiento integral.
En una nota anterior (http://www.ricardo-lafferriere.blogspot.com.ar/2013/07/acuerdo-con-chevron.html)
hablamos del ejemplo de Alemania, vanguardia de la Unión Europea en la
sustitución de fuentes fósiles y nucleares por energía solar. Insistimos hoy en
esa prédica.
No nos sumemos a los repudiados contaminadores globales. No
rifemos con displicencia el futuro del planeta, casa común de nuestros hijos y
nietos. No destrocemos nuestro subsuelo con el “fracking”.
Organicemos una reflexión colectiva y plural sobre la
energía que necesitamos y necesitaremos, obtengámosla de fuentes primarias
renovables y aprendamos a usarla en forma inteligente. Y olvidémosnos de Vaca
Muerta, que puede terminar matándonos a todos.
Ricardo Lafferriere
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