lunes, 22 de julio de 2013

Vaca Muerta

Rentas fáciles, futuro en riesgo

Las voces no oficialistas que se han pronunciado en contra de la firma del convenio entre YPF y Chevrón –sucesora comercial de la vieja “Standard Oil”- cubren todo el abanico político.

Desde Stolbizer (GEN) hasta Sturzenegger (PRO), desde Alfonsín (UCR) hasta Alieto Guadagni (PJ no oficialista) hay una visión coincidente en la inconveniencia de esta concesión.

Los argumentos son tantos como diversas las voces. Desde esta columna también nos hemos pronunciado, destacando la prevención ambiental, que aunque no haya formado parte de las voces opositoras, sí ha reflejado el cuestionamiento de científicos y organizaciones protectoras de los recursos naturales y el ambiente.

A esta prevención se agrega un informe conocido en estos días, en el que una nueva investigación en curso acrecienta la necesidad de cuidar los pasos en la extracción y quema de hidrocarburos fósiles.

La investigación se cita en la revista Science NOW, reproducido en varios órganos de divulgación científica, en la que se destaca que el derretimiento del hielo antártico debido al calentamiento global sería sustancialmente mayor que el que hasta ahora se contabilizaba. Puede accederse a una síntesis en http://news.sciencemag.org/sciencenow/2013/07/east-antarcticas-ice-sheet-not-a.html.

 Si bien no está determinado en forma científicamente terminante que ese derretimiento se deba a causas antropogénicas, la relación de circunstancias que rodean el fenómeno indica que no puede despegarse de la influencia de ese calentamiento transmitido al continente helado a través de los vientos que golpean su borde oriental, originados por el calentamiento en el trópico, ese sí debido a causas originadas por la acción humana.

Las previsiones más pesimistas afirman que ese calentamiento adicional al conocido y calculado llevaría el crecimiento del nivel del mar a fin de siglo a una altura que puede alcanzar los veinte metros. La causa es que el hielo antártico se encuentra hoy sobre tierra firme, a diferencia del Ártico, que en su mayoría flota ya en el mar y forma parte de la masa oceánica.

 Es obvio destacar las implicancias que tendría el fenómeno para la vida en el planeta tal como la conocemos, con una concentración de población humana en los bordes continentales alcanzando a ciudades tan pobladas como Tokio, San Francisco, Nueva York, Hong Kong, Shangai, Buenos Aires, Río de Janeiro… etc.

Otras voces sostienen que estos datos son alarmistas y sugieren desecharlos, como si no existieran. Lo cierto es que el consenso científico mayoritario los avala, y oficialmente son los utilizados por las Naciones Unidas y la Convención sobre el Cambio Climático firmada por todos los países del mundo. De todas formas, son lo suficientemente graves como para ignorarlos, atento a la gravedad de sus eventuales implicancias.

Estas reflexiones no suelen formar parte de los debates sobre temas públicos nacionales, pero como está la situación climática en el mundo no puede actuarse como si no existieran, con mucha más razón cuando hay alternativas, como es el caso argentino. En lugar de buscar alegremente una nueva fuente de rentas extrayendo y quemando el petróleo profundo (Shale, presal), una actitud madura y sensata sería sumarse a quienes reclaman una moratoria global a la extracción de dichos hidrocarburos hasta tanto se dilucide científicamente con mayor grado de certeza la influencia de esa quema en el cambio climático.

El acuerdo de YPF con Chevrón es condenable para algunos, por su escasa legalidad; para otros, por una decisión que reduce la capacidad de decisión del país sobre una reserva estratégica; para otros, por graves falencias en su negociación; para otros, por negar el federalismo, para otros por no responder a un plan energético integral.

Nuestra opinión es que aunque se hiciera un acuerdo impecable, soberano, económicamente conveniente, y respetuoso del federalismo, igualmente sería nefasto. Canjear la habitabilidad del planeta para nuestros hijos y nietos por un “carnaval” (diría Kicilloff) que nos permita vivir hoy sin trabajar es sencillamente inmoral.

El país no necesita la energía cara, oscura, contaminante, de fuentes fósiles. Puede cubrir sus necesidades con energías renovables, a un costo sustancialmente inferior. Sería un camino más transparente, menos abierto a la corrupción, alejado de las grandes concentraciones de capital. No sería un “carnaval” de dinero fácil y negocios rápidos, sino un cimiento sólido, diversificado y participativo de un país en crecimiento integral.

En una nota anterior (http://www.ricardo-lafferriere.blogspot.com.ar/2013/07/acuerdo-con-chevron.html) hablamos del ejemplo de Alemania, vanguardia de la Unión Europea en la sustitución de fuentes fósiles y nucleares por energía solar. Insistimos hoy en esa prédica.

No nos sumemos a los repudiados contaminadores globales. No rifemos con displicencia el futuro del planeta, casa común de nuestros hijos y nietos. No destrocemos nuestro subsuelo con el “fracking”.

Organicemos una reflexión colectiva y plural sobre la energía que necesitamos y necesitaremos, obtengámosla de fuentes primarias renovables y aprendamos a usarla en forma inteligente. Y olvidémosnos de Vaca Muerta, que puede terminar matándonos a todos.

Ricardo Lafferriere


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