jueves, 26 de junio de 2014

Deuda - 4 - ¿Conejillo de Indias?

Deuda – 4
La destacable y abrumadora posición del ambiente financiero y político mundial requiriendo a la justicia norteamericana que “blinde” a los acreedores que aceptaron las condiciones de los canjes del 2005 y 2010 para la reestructuración de la deuda argentina alinea en un gigantesco bloque de opinión a intereses aparentemente disímiles como los de los acreedores y los deudores, los países grandes y chicos, las publicaciones internacionales y los organismos internacionales de crédito.

Frente a este formidable bloque de poder sólo hay una persona: un Juez del Estado de Nueva York, cuya decisión fue confirmada por la instancia de apelación y ésta –a su vez- fue confirmada tácitamente por la Suprema Corte norteamericana al negarse a estudiar el caso por no hallar mérito para ello.

El blindaje de los bonos reestructurados es requerido por todo el “establishment” mundial. Es evidente que en la solitaria posición del juez norteamericano no hay “poderes ocultos”. Se han pronunciado contra su decisión, entre otros, el presidente de su país, los países occidentales más importantes, el Fondo Monetario Internacional, el Grupo de los 77, y las publicaciones internacionales más prestigiosas del “establishment” (como el Financial Times, en lo económico, y el “Foreign Affairs” en lo político), como lo destaca el gobierno argentino.

Está claro que, en este caso, el poder mundial juega junto a la Argentina, cuyo reclamo han apoyado incluso países con los que mantiene ásperas disputas por temas territoriales o comerciales –caso de Gran Bretaña o el Uruguay-.

El juez Griesa, por su parte, sólo tiene un respaldo: la ley de su país, que alguna vez juró hacer respetar. La confirmación de sus decisiones por las instancias judiciales superiores impiden una acusación de parcialidad, como la que realiza el comunicado del Ministerio de Economía argentino.

Desde esta columna en infinidad de notas hemos sostenido la necesidad de institucionalizar un sistema normado que establezca el procedimiento de Default en las “deudas soberanas”. En casos como éste esa ausencia se hace más notable que nunca.

Sin embargo, cabe la pregunta: si todo el gigantesco poder mundial alineado contra el Juez Griesa está convencido de lo mismo, ¿por qué no ha impulsado ni impulsa esa normativa? ¿Por qué se pretende cargar en la responsabilidad de un Juez la incompetencia, impericia o desinterés de los que tienen que dictar las normas –internas e internacionales- que habiliten otro camino?

Y en el caso de los gobiernos que impulsan “Defaults” y “reestructuraciones de deuda” –como el argentino en el 2005 y 2010- ¿por qué se insiste en la incorporación de la cláusula de prórroga de jurisdicción y renuncia a la inmunidad soberana en la emisión de títulos de sus deudas, sabiendo que la ley y la justicia norteamericana aplicarán la ley vigente?

La situación en la que se ha colocado la Argentina es injusta. Sin embargo, la responsabilidad de esa injusticia no recae en un Juez que aplica la ley. Es de quienes se sometieron previa y especialmente a esa ley, y en última instancia de quienes tienen en sus manos cambiar esa ley –porque tienen el poder global- y no han hecho nada para efectivizar ese cambio.

Ese es el motivo por el que desde hace tiempo sostenemos la necesidad de evitar judicializar una causa perdida de antemano y de abrir una negociación que solucione definitivamente la relación financiera externa del país. No podemos aceptar que la Argentina sea el Conejillo de Indias de intereses que no manejamos, aunque coloquen al país por unos días en los titulares del mundo. El camino que ha tomado el gobierno nacional es el peor de los posibles y sus consecuencias al final deberán ser soportadas por los "argentinos de a pié", que no entienden lo que pasa ni el motivo del capricho, pero que sufrirán la caída de su salario, la pérdida de sus empleos y la aceleración inflacionaria.

Sensatez, inteligencia, sentido estratégico. Grandes virtudes, imprescindibles en la hora.


Ricardo Lafferriere

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