miércoles, 18 de febrero de 2015

Emociones

Quienes, con algunos años, recordamos nuestros primeros pasos en la escuela pública, tenemos algunas imágenes grabadas en el inconsciente.

Una de ellas es el retrato serio de San Martín en su vejez. Otra, el rostro adusto de Sarmiento, ejerciendo la presidencia. Pero la que seguramente revivió en estas horas en la memoria ancestral de millones de argentinos, es el grabado del 25 de mayo de 1810, donde la histórica plaza se llenó de patriotas con paraguas escuchando la noticia de la jura de la Primera Junta de Gobierno Patrio.

Hoy fuimos muchos más. Sus herederos. Que cubrimos sin dejar ningún espacio libre la histórica Avenida desde el Congreso hasta la Plaza de Mayo, donde frente al viejo edificio del Cabildo estaba la Oficina del Fiscal desaparecido.

Demasiadas emociones.

Cantar el himno en colectivo y a capella, sintiendo el significado de cada una de sus frases.

Y, ante el atroz acontecimiento que motivó la convocatoria, terminar la canción patria con la frase en ritmo marcial que nos compromete desde niños: “Coronados de gloria vivamos, o juremos con gloria morir”.

Seguramente Alberto Nisman no se sentía un héroe al momento de su muerte. Mucho menos un prócer.

Sin embargo, si alguien ha cumplido el juramento que tantas veces debe haber entonado desde su niñez, es este compatriota. Que, cumpliendo su deber, murió con gloria.

Alberto Nisman ha entrado al martirologio nacional.

Seguramente en este año no habrá plazas ni calles con su nombre. Tampoco barrios, ni represas, ni centrales nucleares, ni Colegios, escuelas u hospitales. No lo necesita. Hoy su ejemplo visitó el corazón y la conciencia de todos los argentinos de bien, aquellos que recordamos el impulso señero de nuestros mayores que nos legaron la patria, republicana, democrática y libre.

Pero además –estoy seguro- apenas recuperemos la dignidad de nuestro respeto colectivo, su nombre, su rostro y su estatua serán un recordatorio constante de lo que significa “afianzar la justicia”, dejando si es necesario, la vida en el cumplimiento de su deber.

Como Fiscal, sí. Pero principalmente, como ciudadano cabal del país de los argentinos.


Ricardo Lafferriere

No hay comentarios: