"Nadie luchará por nosotros. Debemos defendernos solos"
Volodomir Zelenski, presidente de Ucrania
El 5 de diciembre de 1994 se firma el Memorándum de Budapest. Sus signatarios: la Federación Rusa, Ucrania, Gran Bretaña y Estados Unidos. Luego se agregó Francia.
En síntesis: Ucrania acuerda la entrega a la Federación Rusa de la totalidad de misiles y cabezas nucleares instalados en su territorio.
Como
contrapartida, la Federación Rusa, el Reino Unido y los Estados Unidos
garantizan a Ucrania el pleno ejercicio de su independencia y soberanía dentro
de las fronteras existentes.
La
Federación Rusa, el Reino Unido y Estados Unidos se comprometen a no realizar
amenazas o uso de fuerza contra la integridad territorial o la independencia
política de Ucrania.
Ucrania, por
su parte, se adhiere al Tratado de no Proliferación de Armas Nucleares.
¿Cómo creer
en compromisos contraídos por Rusia? ¿Cómo, con los otros dos países “garantes”?
Ucrania está
siendo masacrada con argumentos caprichosos y que -en todo caso- nada tienen
que ver con los compromisos vigentes. Rusia anexó por la fuerza la región ucraniana
de Crimea en 2014, violando las “fronteras existentes” que se comprometió a
garantizar. Apoyó a los rebeldes de Donbás y a sus dos republiquetas
separatistas. Y por último lanzó sobre Ucrania la masacre más salvaje que se
conozca en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.
No realizó
ninguna denuncia previa en las Naciones Unidas. No desató ningún procedimiento
diplomático expresando su retiro del Tratado -que tampoco podía hacerlo, de acuerdo
a las normas de Derecho Internacional, salvo que devolviera las armas nucleares
que Ucrania le entregó-. Actuó con un inconmensurable cinismo al decidir la invasión mientras alegaba que eran sólo maniobras y que se desescalaba. Luego de concretada su invasión armada fue el voto -el único- que
“vetó” la resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas requiriendo el
fin de la agresión. Y para culminar, exhortó públicamente a los militares ucranianos a dar un golpe de estado contra el gobierno constitucional de su país.
La OTAN, por
su parte, acusada de “avanzar hacia el Este”, no es una organización militar
ofensiva sino defensiva, por propia definición estatutaria, de acceso libre y
que -en todo caso- si de algo puede acusársela no es de avanzar sino de no
avanzar ante los reiterados pedidos de incorporación de Ucrania.
Los países
que integraban la ex URSS sumados a la OTAN lo hicieron por propia voluntad, en
la convicción de que su seguridad estaría más protegida ante el histórico expansionismo
ruso, que hunde sus raíces en la historia. En especial, el recuerdo del
convenio entre Rusia y la Alemania nazi en 1939, por el que se dividieron Polonia por
mitades, pero también la histórica expansión agresiva de la Rusia Zarista. Los hechos les están dando la razón. Es imaginable el destino que
hubieran corrido los países bálticos, por ejemplo, si no contaran con ese
paraguas.
Mientras Europa impulsaba la creación de un super-estado pacífico, democrático y de derecho, descuidando incluso su propia defensa y estableciendo lazos económicos de cooperación con la propia Rusia, la dictadura que rige en ese país desarrollaba su plan armamentista con trasnochada vocación imperial.
No cabe entonces
ninguna victimización rusa. No la apoya la historia, ni el derecho internacional,
ni los intereses de sus países vecinos, ni la más básica moral humana. Un
dictador sin límites se ha transformado en un terrorista que usa el chantaje
nuclear para sus trasnochados objetivos. Agrego: oprimiendo además, las libertades de sus propios ciudadanos.
Y por lo tanto, no cabe ninguna duda: hay que frenarlo.
La responsabilidad primaria es de los países que firmaron el Memorandum de Budapest asumiendo compromisos que no están cumpliendo.
La segunda, de las Naciones Unidas, que no pueden mirar para otro lado cuando uno de sus países miembros, con gobierno legítimo, es invadido militarmente.
En tercer lugar, la propia OTAN, cuya demora en aceptar a Ucrania como integrante ha provocado su indefensión ante un enemigo con dimensión de potencia nuclear.
Y en cuarto, de los países que se declaran “neutrales” ante
una violación tan flagrante del derecho internacional, la exaltación del uso de
la fuerza y la prepotencia militar que parecía terminada luego de la Segunda
Guerra Mundial y la creación de las Naciones Unidas. Serán coautores y
cómplices del retorno a un mundo sin normas, apoyado sólo en la fuerza, en el
que nadie podrá sentirse seguro.
Ricardo
Lafferriere
Memorándum sobre garantías de
seguridad en relación con la adhesión de Ucrania al Tratado sobre la no
proliferación de las armas nucleares
Budapest, 5 de diciembre de 1994
Ucrania , la Federación de Rusia , el Reino Unido de Gran Bretaña e
Irlanda del Norte y los Estados Unidos de América ,
Acogiendo con beneplácito la adhesión de Ucrania al Tratado sobre la no
proliferación de las armas nucleares como Estado no poseedor de
armas nucleares,
Teniendo en cuenta el compromiso de Ucrania de
eliminar todas las armas nucleares de su territorio en un plazo determinado,
Tomando nota de los cambios en la situación de la
seguridad mundial, incluido el final de la Guerra Fría, que han dado lugar a
las condiciones necesarias para reducciones profundas de las fuerzas nucleares,
Confirme lo
siguiente:
1. La Federación de
Rusia, el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte y los Estados Unidos
de América reafirman su compromiso con Ucrania, de conformidad con los
principios del Acta Final de la CSCE , de respetar
la independencia y la soberanía y las fronteras existentes de Ucrania.
2. La Federación Rusa,
el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte y los Estados Unidos de
América reafirman su obligación de abstenerse de la amenaza o el uso de la
fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de Ucrania,
y que ninguna de sus armas usarse contra Ucrania, excepto en defensa propia o
de otra manera de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas .
3. La Federación de
Rusia, el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte y los Estados Unidos
de América reafirman su compromiso con Ucrania, de conformidad con los
Principios del Acta Final de la CSCE, de abstenerse de toda coacción económica
destinada a subordinar a su propio interés la ejercicio por parte de Ucrania de
los derechos inherentes a su soberanía y, por lo tanto, obtener ventajas de
cualquier tipo.
4. La Federación de
Rusia, el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte y los Estados Unidos
de América reafirman su compromiso de solicitar la acción inmediata del Consejo
de Seguridad de las Naciones Unidas para brindar asistencia a Ucrania, como
Estado no poseedor de armas nucleares parte del Tratado de la no proliferación
de las armas nucleares, si Ucrania se convierte en víctima de un acto de
agresión o en objeto de una amenaza de agresión en la que se utilizan armas
nucleares.
5. La Federación de
Rusia, el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte y los Estados Unidos
de América reafirman, en el caso de Ucrania, su compromiso de no utilizar armas
nucleares contra ningún Estado no poseedor de armas nucleares que sea parte del
Tratado de No Armas Nucleares. -Proliferación de Armas Nucleares, excepto en el
caso de un ataque contra ellos mismos, sus territorios o territorios
dependientes, sus fuerzas armadas o sus aliados, por tal estado en asociación o
alianza con un estado poseedor de armas nucleares.
6. Ucrania, la
Federación Rusa, el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte y los
Estados Unidos de América se consultarán en caso de que surja una situación que
plantee una pregunta sobre estos compromisos.
Este Memorándum será aplicable a partir de su
firma.
Firmado en cuatro copias con igual validez en los
idiomas ucraniano, inglés y ruso.