El 29 de setiembre del 2011, luego de las “internas abiertas”
en las que Cristina Fernández concitara más del cuarenta por ciento del
electorado, era evidente lo que ocurriría: una gigantesca concentración de
poder pondría en riesgo la existencia de la propia democracia.
No había que ser mago para observar esta realidad, que sin
embargo desde el “escenario” político era ocultada por las pasiones y el
ideologismo vacío. En ese contexto, desde este sitio publicamos una “Carta
Abierta a los presidenciales no oficialistas”, en la que los convocábamos a
confluir en una sola propuesta. Esto decíamos:
“Carta abierta a los presidenciables no oficialistas
Como están las cosas, ninguno llega. Y todos ustedes lo saben.
No sólo eso: están llevando a la Argentina a una concentración de poder
tan inédita que las tentaciones de bordear la ley para quienes lo detenten
serán irresistibles, porque así funciona el poder. La democracia, esa
construcción que recomenzamos en 1983 y nos ha costado tanto, correrá el
peligro tantas veces alertado de su plano inclinado hacia un territorio
incógnito, pero curiosamente conocido –porque tenemos historia, y sabemos lo
que nos ha costado luego salir de esa zona cuando allí caemos-.
El escenario de un triunfo que se presente como “abrumador”, el dominio
de ambas Cámaras, la recuperación del Consejo de la Magistratura, la manipulación
de la opinión pública tras el avance sobre la cuotificación amañada del papel
de diarios, la mopolización del discurso público con el manejo absoluto de los
medios audiovisuales, es un escenario en el que las cuotas de inseguridad
institucional y personal se ampliarán. Todo será más endeble: los derechos de
los ciudadanos, la libertad de las empresas, gremios y entidades intermedias,
la autonomía –e incluso la propia vigencia- de las administraciones locales
autónomas, todo quedará en la sola voluntad, correcta o equivocada pero
altamente discrecional, de una persona.
Los candidatos opositores tienen hoy una sola posibilidad de
convertirse en alternativa, y nivelar la cancha. Esa posibilidad requiere
audacia, decisión, generosidad pero, fundamentalmente, patriotismo y vocación
democrática.
Sus proyectos no son incompatibles, y una reunión de dirigentes puede,
sin esfuerzo, acordar las bases del gobierno alternativo. Un acuerdo de
gobierno plural, sostenido por su base parlamentaria también plural, en el que
todos tengan participación en su cuota de representación y poder, tampoco es
imposible. El ejemplo de la Concertación chilena, que así funcionó exitosamente
durante dos décadas, o la propia experiencia brasileña con su cultura de
coaliciones son magníficos ejemplos.
A la elección debe llegar un candidato de ese acuerdo, para lo cual los
demás deben declinar su candidatura. El elegido deberá mostrar la grandeza de
defender no sólo sus diputados, sino a todas las listas, absteniéndose sin
embargo de privilegiar a los propios por sobre los demás. Y deberá asumir la
estatura de estadista, con apertura, tolerancia e inclusión del diferente.
¿Quién debe ser ese elegido? Les corresponde a ustedes decidirlo.
Tienen experiencia suficiente para intuir con madurez quién está en mejores
condiciones. Los demás debieran declinar, con el compromiso del candidato único
de respetar a los aspirantes locales, a las listas parlamentarias y a las
cuotas de poder que se pacten para un gobierno de coalición.
Y si no alcanza, al menos se habrá nivelado la fuerza institucional
para evitar locuras, y se habrá demostrado a la sociedad que existen reservas
de madurez democrática en los liderazgos opositores que privilegian el bien del
país antes que su legítima ambición personal.
Porque –y eso también lo saben- en el camino que van, todos habrán
visto el fin de sus carreras políticas el mismo día de la elección. No habrán
pasado a la historia –como podrían hacerlo-, sino que habrán licuado sus
historias militantes en un final inmerecido para la trayectoria de lucha de
cada uno de ustedes.”
Lamentablemente, todos siguieron en carrera y sus “patéticas
miserabilidades” abrieron la puerta al infierno, que ha quedado expresado en el
discurso de ayer en la Asamblea Legislativa luego del camino elaborado en este
año y medio de caída. Cierto es que el sectarismo no era privativo de ellos:
muchas de sus bases, consciente o inconscientemente, preferían e –increíblemente-
aún prefieren ignorar el peligro. Hasta una intelectual del nivel de Beatríz
Sarlo ridiculizaba este peligro en una nota de “La Nación” en la que sostenía
que “no se ven tropas extranjeras desfilando en el país” que ameriten una
confluencia de miradas que consideraba “tan diferentes”.
Hoy, hemos llegado hasta donde hemos llegado. Las oposiciones
históricas han sufrido ataques inmisericordes, al punto de debilitarse como
opciones políticas, disgregadas, chantajeadas, cooptadas o compradas por un
oficialismo sin escrúpulos.
Los tres candidatos alternativos, como se
mencionaba en aquella nota, han liquidado sus carreras políticas o están en
camino de hacerlo por su estrechez de miras, confusión estratégica o
complicidad –cualquiera de estas causas, suficientes para inhabilitarlos como
conductores-. Por supuesto, de una construcción colectiva, ni hablar…
Pero el legado de entonces lo sufre la ciudadanía
democrática, castrada de conducciones orgánicas y en la búsqueda desesperada de
una alternativa política, orgánica o personal.
El futuro es opaco. Nadie puede asegurar que el kirchnerismo
logre su propósito de desmantelar definitivamente la democracia argentina,
porque millones de compatriotas, hoy sin representación pero dispuestos a
autoconvocarse para llenar las calles han mostrado que el país tiene reservas
morales, políticas, humanas. Intuyo, por eso, que esas mayorías darán vuelta una página y
comenzarán a escribir un capítulo diferente, superando tal vez en forma
definitiva los ecos impotentes pero impostados de las historias del siglo XX.
Ricardo Lafferriere
1 comentario:
Ayudanos a difundirlo, Ricardo. Los que aún defendemos la libertad tenemos algo que decir y hacer. Pero los grandes medios nos ignoran, y tampoco hacen mucho por frenar la preparación de la dictadura.
https://www.facebook.com/FrentedeSalvacionNacional
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